COMO SI HUBIERA ALGUNA MANERA DE QUE YO PUDIERA ESTAR SIN NECESITARTE.

miércoles, 30 de agosto de 2017

Petición de auxilio.

No sé si llamarte destino o casualiadad, porque al fin y al cabo, míranos, quién iba a decirme que un caos tan bonito como tú fuera a mirar en unos ojos tan desastre como los míos.
Entraste sin avisar, dos veces, en una vida revuelta, para desvalijarla aún más.
No sé que te has llevado, pero si sé todo lo que me has traído, amor.
Por eso te pido que te quedes, aunque suene demasiado egoísta como para poder decirlo en voz alta.
Te pido que te quedes bajito, casi en un suspiro, para que no suene a una orden, para que no sea obligación, para que simplemente sea una petición y posiblemente de auxilio.
Te pido que te quedes para que sigas salvándome de mí, de todos los monstruos que tú supiste echar en su momento.
Te pido que te quedes, porque nos he visto por separado y creéme, vaya desastre.
No te vayas, porque desde que estás de vuelta, me he sentido Primavera.
Quédate por todas las ojeras de todas esas noches sin dormir, por todas las gotas de lluvia caídas en nuestras tardes de sofá, quédate por la magia de nuestras miradas, por el tacto de nuestros dedos.
Quédate por aquella vez que dijiste que tu lengua jamás sería capaz de bailar tan al compás con otra que no fuera la mía.
No te vayas, porque el miedo ocupa todos los lugares que deberían ocupar tus brazos si no estás, no te vayas porque sin tí, hace tanto frío aquí dentro, que podría llamarme Antártida.
Quédate, porque mis puntos cardinales necesitan brújula, y desde que te conozco, has sido mi camino favorito.
Qúedate por ese lunar que tienes en el cuello y que sé que él a veces, también me echa de menos.
No te vayas, no vaya a ser que vuelva a perderme y entonces no pueda encontrarme de nuevo.
Porque hay quien dice que segundas partes nunca fueron buenas, pero yo pienso que todo es cuestión de ganas.
De las ganas de tu aliento, de las ganas de tus brazos, de las ganas de dormir en el ricón de tu cuello, ese que está hecho a mi medida.
De las ganas de resacas de tus cosquillas, de las ganas de tus dedos por mi espalda, y de las ganas de seguir memorizando cada parte de cuerpo.
No sea que te vayas, y pases a ser recuerdo.
Pero por favor, no lo hagas, y te lo digo así, como si fuera de vida o muerte, porque nadie muere de amor, pero eso es porque nadie te ha conocido y yo, no soy nadie para decirle al mundo lo bonito que sería morir de ti.
Quédate, déjame volar a tu lado y te prometo que no habrá cielo suficiente para todo lo que nos queda.

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