Y tengo miedo, no a lo que vaya a pasar a partir de ahora,
que también
tengo miedo del olvido, de despertarme un día, dentro de unas semanas o unos meses, y que ya
Que ya no sienta nada por ti, que hayas desaparecido de mi vida, de tal manera que ni si quiera estas heridas escuezan.
Y es que hasta las cicatrices dejadas por ti son bonitas, amor.
Lástima que un día esas cicatrices ya no sean tuyas, que sean mías; lástima que un día
O sí, quién sabe.
En algún momento miraré tu foto, y veré esa puta sonrisa que me vuelve loca, y recordaré como me perdí en tus labios aquel día de invierno, en Dios sabe dónde. Y despues de todo ésto pensaré,
joder.
Piensa, cariño, que estuve en los mejores días, con tus mejores ojalás, y que aguanté todas las tormentas con todos los porques.
Piensa que quise empezar de nuevo y en vez de eso me cambiaste por un libro nuevo.
Y es verdad, que los libros nuevos huelen mejor, que hipnotizan y que atraen.
Pero recuerda, amor, que te morías por releerme todas y cada una de las noches de lluvia, de frío, de calor, de insomnio, y hasta en tus mejores sueños
o peores pesadillas.
Y todo esto para decirte que no vuelvas a por mí, que no vuelvas a buscarme, o sí,
no sé.
Ven, si quieres.
Vete, si puedes.
Quédate, por favor.
Ojalá, nunca.
Ojalá, siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario