COMO SI HUBIERA ALGUNA MANERA DE QUE YO PUDIERA ESTAR SIN NECESITARTE.

martes, 30 de julio de 2013

Serían cerca de las diez de la noche otro día de verano tirados en aquel parque.
Viendo como el cielo se volvía naranja y aprecian algunos colores rosados a lo lejos. Como poco a poco oscurecía y como pasaba el tiempo.

Abrazados, mirando hacia arriba, parecía que ese momento no fuese a acabar nunca.
 Entonces se miraban y se sonreían, y bastaba para saber que aquello que sentían solo pasa una vez.
  ¿Cuanto tiempo llevaban así? Horas, seguro.
-Mañana podríamos ir a la playa, dicen que va a hacer buen tiempo.- Dijo él, intentando que ella le hablase, pues hacia un rato que parecía que ya no estuviese ahí.
-No estaría mal, pero no sé si podré ir.- Y volvió a sumergirse en sus pensamientos.
De repente él se incorporó, se puso delante de ella, y estuvo mirándola durante una milésima de segundo. Solo bastó eso para que ella se derrumbara.
-¡No puedes mirarme así! ¡No puedes hacerme esto! No puedes hacer que todo sea perfecto, no puedes quererme, no puedes estar siempre ahí.
-No te entiendo, de verdad que no, explícate por favor.-Era preciosa, le encantaba enfadarla y después hacerla reír a lo loco, entre cosquillas y besos en el omóplato, solo ahí, pues después de todo, besarle supondría enamorarse, más aún. Y él no estaba listo para eso.
-Pasa que nos pasamos el día juntos, de un lado para otro, que vamos por la calle como dos tontos enamorados, cogidos de la mano, y cada vez que vuelvo a mi casa parece que acabara de comerme el mundo. Porque me haces sentir así, como si nada importase, como si sólo estuviésemos tu y yo, como si el mundo fuese nuestro. Y no puedes esperar que después de todo, no quiera besarte. No puedes esperar que no me enamore, que no te quiera. Porque te juro que lo he intentado, me he prohibido quererte.- Y se le calló una lágrima, los ojos rojo pasión hacían que el verde de de su iris llamase más la atención. No pudo terminar, se tapó la cara con las manos y hundió la cabeza en sus rodillas.
Quería abrazarla, quería hundirse en el olor de su pelo y decirle que no pasaba nada, que él también la quería. Pero no podía hacerlo.
-Eh, preciosa, mírame, mírame y sonríe, por favor, no soporto verte, así, me destrozas por dentro. Te prometo que siempre voy a estar ahí, que siempre seremos tu y yo. Pero dame tiempo. Dame tiempo para acostumbrarme, para procesar tanta información en tan poco tiempo. Pero no te alejes de mi. Porque te necesito. Te juro que te necesito, y que quiero besarte, quiero hacerlo. Es más voy a hacerlo.- Y la besó, un beso que duró apenas diez segundos, pero bastó, bastó para saber que cuando besas a una persona que quieres, ese beso parece que dure una eternidad.

Y después de medio año, ese beso sigue estando ahí, en sus pensamientos, en sus recuerdos, en esa historia que empezaron juntos. En todas las promesas que se dijeron en tan solo un instante. En todas las tardes que parecían semanas. Pero ahora, desde una habitación vacía, alguien mira por la ventana, Esperando que vuelva, que él regrese y le diga un lo siento.
-Me dijo que siempre, me lo prometió, solo necesita tiempo, un  poco más de tiempo.

"La ventana está abierta, por si, como de costumbre, en vez del miedo, te apetece entrar a ti, valiente"



No hay comentarios:

Publicar un comentario