Ahora estoy muerta de sueño y no puedo dormir.
Tengo demasiado en que pensar.
Como, por ejemplo, en nuestras noches de enero, en nuestras conversaciones de verano, y lo mucho que me gustaba compartir un buen helado contigo.
En las veces que salí de casa (ha escondidas) para estar contigo treinta minutos a la sombra.
Esas tonterías nuestras de recorrer el mundo juntos que se convirtieron en promesas.
La cruz que tengo marcada en el mapa de mi habitación desde donde partiríamos, sigue ahí.
Conservo cada una de tus sonrisas en mi mente (aun que muy a mi pesar, ya no sé si fueron fruto de mi imaginación).
Todas las películas que me quedan por ver siguen en esa lista de "cosas que hacer juntos".
Que aun que nadie lo sepa, te di una carta falsa el día de San Valentín. La verdadera no tenía nada escrito. No merecía la pena. Aquello que sentía, que empezábamos a sentir, los dos (aunque de eso no estoy totalmente segura) no se podía escribir No estaba a la altura de unas miserables palabras escritas en una carta que sé que ya no conservas.
Por eso me dediqué a demostrártelo cada vez que me necesitaste.
Porque a mi, a idiota no me gana nadie (
No, claro que no, ya no te quiero. Pero te quise (tal vez más de lo que nadie te llegará a querer).
No hay comentarios:
Publicar un comentario