COMO SI HUBIERA ALGUNA MANERA DE QUE YO PUDIERA ESTAR SIN NECESITARTE.

sábado, 10 de noviembre de 2012

Estaba sentada junto a la ventana, mirando las gotas caer, riéndose de las carreras inocentes que provocaban estas al correr por el cristal, apostando contra si misma que gota iba a ganar, ¿a ganar qué? Pensó después de todo, no ganan, pierden, llegan al final y se deshacen, como nos deshicimos nosotros; o se juntan con otras diferentes.
Siguió mirando por la ventana la lluvia caer, escuchando el sonido que hacía las gotas contra su tejado.
Había decidido robarle tiempo al tiempo, y sin embargo, lo único que hizo fue lo mismo de siempre; pensar después de actuar y actuar sin pensar.
Parecía que no fuese a dejar de llover, nunca, y eso a ella le encantaba, eso de quedarse sentada al lado del cristal observando la lluvia caer, tapada con una manta que su abuela le había hecho cumpleaños anteriores, mientras dejaba de pensar en como las cosas cambian.
Soy feliz. Se dijo así misma con una especie de sonrisa en la cara. Es feliz. Pensó a la vez que una lagrima le caía por la mejilla.
No debía de preocuparse, sabía perfectamente que no siempre se tiene lo que se quiere, y que además no le había perdido.
Cruzó los dedos y se prometió un "siempre" así misma, uno de verdad; ya que él no lo estaba cumpliendo, sino, ahora tenía que mantenerlo con otra persona.
Es feliz. Volvió a pensar. Se lo merece. Se repitió otra vez.
Seguía sonriendo viendo como las gotas de agua bailaban sobre el cristal. Viendo como algunas eran dos en uno y uno en dos.
Empeño el cristal con su aliento dibujando un corazón, una gota de lluvia lo partió en dos. Sonrió más aún.


La vida sigue como siguen las cosas, que no tienen mucho sentido.






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