Amor de contrabando.

Aquí estoy, una vez más.
Con ganas de todo, con ganas de comerme el mundo, con ganas de sol, de lluvia, de nieve, de viento, de mar, de piscina, de helado, de palomitas, con ganas de ti.
¿Por qué no vienes a buscarme? La vida no me sacia desde que te fuiste.
Sigo buscándote, buscando a ese uno entre un millón, que me diga te quiero sin ganas de ilusionar.
Puede ser que haga mucho tiempo que no juego a ganar, para mí toda recompensa es poca.
Claro que lo sé, sé que nunca hemos tenido nada que perder, que mi boca no te volvía loco y que tu olor es diferente al de los demás. Hueles bien.
 Me encanta tu manera de presumir, me enamoran tus nike's viejas y tus sudaderas anchas.
Tú me has enseñado que todo sirve, que con poco te conformas, que lo mucho trae problemas y que si alguien te quiere te busca.
Ahora mismo podría ponerme en la montaña más alta, en medio del océano, en el sitio más visible de todo el mundo, delante de tus narices. No me verías.
Te he demostrado lo mucho que te he querido en cada carcajada de un chiste malo, en cada chicle de menta a las ocho de la mañana.
He sido pájaro en mano, fui fuego en tu piel.
Creo que en realidad solo es obsesión, no puedo imaginarme sin quererte. Esa no sería yo.
El miedo a lo nuevo, el dejarte atrás me aterroriza, no sé que podrá hacerme daño. Que más se irá para no volver.
 Si me quedo atrás, queriendo olvidar pero sin parar de recordar. Sin ser capaz de perdonar.
Te perdí en el humo del último cigarro.