Me acostumbré a soñar despierta, a no creer en la realidad, a saber que los cuentos son solo eso, cuentos.
A vivir solo por que sí, sin motivo alguno. Me acostumbré al olor de tu piel, al color de tus ojos, a perderme en ellos.
A centrarme en lo que es importante y a olvidarme de lo que me hace daño.
Me acostumbré a saludar con besos y a despedirme con mas de estos, a abrazar a alguien y no soltarle nunca. A tu forma de estar borde, de ser arrogante, egocéntrico y a la manera de prometerme a mi misma que, aun así , nunca me voy a cansar.
Me acostumbré a la forma en la que mientes cuando dices te quiero, cuando dices yo más, cuando me abrazas y sonríes, cuando me hablas al oído por sorpresa.
También a tu forma de hacerme daño, de decir que no soy nada, que no te importo, a tus mentiras que duelen, pero aún mas tus verdades.
A la manera que tienes de hacerme creer que soy única, la manera que tienes de demostrarme que solo soy una mas de tus marionetas.
Me acostumbré a la forma de ponerme nerviosa cuando te acercas, a guardarme las lágrimas, a sonreír por que si.
Me acostumbré a pasar de todos, de mi, de ti.