Lo mejor de lo malo, es que nunca es lo peor, puede, tal vez, pero cuando llegue lo peor de lo peor, todo lo demás no te dolerá, será como una simple vacuna, que duele en el momento pero que te protege de todo lo que viene detrás.
Y luego llegará ese alguien que te hará sonreír hasta no parar, claro, sin que el se de cuenta de que el motivo de tu sonrisa es poder verle cada día, poder observar sin que nadie se de cuenta y quedarte perpleja al darte cuenta de que nunca lleva el pelo de la misma manera y que sus cordoneras casi siempre suelen estar desatadas. De la misma manera, esa persona te puede llegar a arruinar la vida, bueno, solo parte de ella.
Puede que nunca la olvides, incluso que te vuelvas a enamorar, pero nunca volverás a sentir aquello que sentiste, no de la misma manera, no por la misma persona, ni por otra; por que jamás vas a volver a encontrar a alguien como él. Alguien que te diga tanto te quiero que te lo puedas llegar a creer, por el que tu nivel de felicidad baja cada vez que no está, por ese olor que está grabado de tal forma que no creo que nunca llegue a olvidar, quien te hace sentir especial por el simple hecho de estar a unos centímetros de su cuerpo, alguien que te puede destrozar  por el simple hecho de no dirigirte la palabra en un par de minutos.
Sólo es alguien capaz de controlar cada uno de los latidos de mi corazón, su velocidad, su intensidad o incluso que lleguen a pararse, de golpe.